lunes, 3 de marzo de 2025

El túnel del tiempo sin ripios (segunda temporada)



(Aquí el link para la primera temporada)

En el inicio de la segunda temporada de El Túnel del Tiempo sin Ripios (en donde los viajeros del túnel caen en lugares y momentos random, y no en momentos históricos muy conocidos), retomamos el momento en el que Doug y Tony llegan a

6. Volcán Slamet, Java, 1844

Tras caer, Tony y Douglas ven que están en las faldas de un volcán, sienten un temblor de tierra, escuchan un rugido y ven como suelta una fumarola. Descienden rápidamente ladera abajo, hasta que, ya casi sin aliento, llegan junto a una enorme cascada. Están en una selva tropical. Se dan cuenta de que no habrá una explosión inminente y. ya sin tanto apuro, emprenden el camino hacia abajo.Notan que en lontananza hay una aldea, y por el tipo de construcción, concluyen que están en algún lugar de Asia. 
Mientras se encaminan hacia ella, de la maleza sale un hombre, que les apunta con un rifle. Berhenti Belanda!,, les grita. Ellos no entienden, pero levantan las manos.
- We are Americans!, responden.
-Mereka bukan orang belanda -exclama otro nativo- , mereka orang Ingriss.
-Ingriss? -pregunta el del arma de fuego.
-Yes, we speak English -dice Doug.
En realidad los confundieron con ingleses, pero el pleito es con los Belanda, es decir, con los holandeses
-Kom -dice el compañero, y Doug y Tony son llevados hacia el pueblo, con el rifle siempre apuntándoles. 

Llegan a la aldea, que es de puras chozas de palma con techos de tejas a dos aguas. Hay una casa más grande, que igual es de palma, pero tiene una forma diferente en el techo. Es la del lurah, el jefe del pueblo. Está vestido con una especie de jaqué y un largo faldón de colores, tiene un espadín al cinto. Recibe a los viajeros del tiempo con cierta parsimonia; se mal cerciora de que son ingleses (la palabra Ingriss) y, con señas, los invita a su mesa. Les sirve arroz, aderezado con una salsa en de nueces y chile. Luego los lleva hacia una recámara, mientras su mujer esparce polvos en cada esquina. Hace la señal de que allí pueden dormir.
Apenas Doug y Tony entran a la habitación, el lurah dice “Good night” y pone un candado en la puerta. Nuestros héroes están encerrados.
La recámara da a la calle con una especie de ventana cruzada con palos gruesos. Por el espacio entre los palos, Tony y Doug pueden ver que antes del amanecer, después de hablar con el jefe de la aldea, un hombre sale corriendo. Pocas horas después -Doug y Tony han golpeado ya la puerta varias veces para que los dejen salir-, aparece el mensajero, en una carreta, acompañado de quienes, a todas luces, son soldados holandeses, Éstos entran a la casa, amarran a los falsos ingleses, y los suben a la carreta, mientras varios nativos descargan de ella algunos sacos de arroz. Es el pago por entregar a potenciales enemigos.
Doug y Tony son llevados a Purkowerto, una ciudad cercana. El grupo de soldados los presenta con el encargado de la Dutch East India Company, el coronel Kornelius Van der Hulst. 
Van der Hulst les ofrece un trago y, socarronamente, les dice que su interrogatorio le va a servir para practicar su inglés. No cree que sean americanos ni que sean náufragos, porque fueron encontrados muy lejos de la playa y demasiado bien alimentados. De seguro llegaron a soliviantar a los nativos contra el cultuurstetsel y facilitar el regreso de los británicos a la isla. Tony y Doug responden que no saben nada de cultura, ni siquiera saben bien dónde están.
-Cultuur es cultivo, caballeros, y ustedes saben perfectamente que esto es Java. La imposición del sistema de cultivo era esencial para la supervivencia de la Dutch East India Company. Si no hacíamos que una parte importante de las tierras fueran de cultivos de exportación como azúcar e índigo, la empresa iba a la quiebra, ustedes comprenderán. Ahora tienen menos arroz y trabajan 60 días al año para nosotros, pero les damos paz. Ustedes los ingleses no entienden de paz. 
-Eso quiere decir que la gente pasa hambre -interviene Tony.
-Sí, tal vez -Van der Hulst se encoge de hombros-. Y también que ustedes están bajo arresto. 
En eso, se oyen pasos apresurados de botas, son los subordinados de Van der Hulst. Le dicen que hay un motín afuera de la alhóndiga donde la Dutch East India Company guarda los alimentos 
-Tendremos que detener esa turba que ustedes incitaron -dice el coronel- se quedarán encerrados aquí.
Cuando, horas después, Van der Hulst regresa, sus prisioneros ya no están, porque el túnel del tiempo los llevó a 


7. Ponta Negra, Brasil, 1582

Doug y Tony caen en una playa desierta, paradisiaca. Hace calor. Se refugian bajo unas palmeras y poco después empiezan a construir una palapa. Exploran y encuentran un riachuelo. Agua. También pescado. Comen y duermen. Despiertan. Creen que están solos, pero están siendo vigilados.
Mientras descansan bajo la palapa en construcción, llega un grupo grande de hombres, vestidos con taparrabo, con el rostro pintado, algunos con penacho. Llegan en actitud amenazante, dispuestos a disparar sus arcos y sus cerbatanas. Los acompaña un hombre blanco y barbado. Doug y Tony alzan las manos. El hombre blanco se les acerca. Lo primero que pregunta es si son portugueses. Los viajeros del tiempo responden que no. El blanco suspira y se sienta a conversar con ellos. O más bien, a interrogarlos. Lo hace en francés, porque es francés.
Tras cerciorarse de que Doug y Tony no son portugueses ni católicos (como suele pasarles a los viajeros estadunidenses en el tiempo, los considera ingleses), el europeo se presenta:
-Je suis huguenotte.
Los estadunidenses creen que ese es su nombre y así lo llamarán: Hugonote. El francés, calvinista, les explica que están en la costa norte de América del Sur, que él vive con la tribu de los tupinambás, que llegó a estas tierras luego de que su familia entera fuera asesinada por los católicos en la Matanza de San Bartolomé y los días que le siguieron; que vino con un destacamento de protestantes, iguales a él, pero que se ha integrado a la tribu. Hace una seña a los nativos dándoles a entender que los forasteros no son de peligro y los invita a la aldea.
En el camino, Hugonote les dice que los tupinambás están en guerra constante contra los tupiquinís. Que los tupinambás están apoyados por los franceses y los tupiquinís por los portugueses y los frailes. Francia y Portugal se hacen la guerra también a través de estas tribus. También es una guerra por las almas, explica. Calvinistas contra católicos.
-Ya sé que ustedes dirán que el rey de Francia es católico. Muy pronto habrá un rey francés hugonote -pronostica.
La aldea, hecha completamente de chozas de palma, está llena de gente. Las mujeres, con grandes collares y senos al desnudo. Todos con algún tipo de grecas pintadas en el rostro y distintas partes del cuerpo. La gente se ve contenta. Hugonote les presenta a su mujer, una joven tupinambá que sonríe con timidez. Van todos con el jefe y les dan de comer ñame, tapioca y un caldo con carne de capibara. 
Hugonote comenta que el pueblo está animado porque esta noche llegarán los compañeros franceses, que tienen armas buenas, y en la madrugada atacarán a los tupiquinís, quienes ya les han matado a varios guerreros. Esperan conseguir muchos prisioneros. 
-A los europeos nos importa, en la guerra, conquistar el territorio. A estos indios, no -intenta explicar Hugonote-. A ellos lo que les importa es capturar prisioneros y comérselos. 
-¿Cómo? -exclama Tony- Mangé, eat, have a meal?
-Mais oui! -responde Hugonote- Mangé, ñam ñam -se toca la panza y hace un círculo en ella-. Son caníbales, pero sólo comen a los miembros de la tribu rival.
-¿Y ustedes no han intentado detener esa cosa horrenda?
-Apenas estamos entendiéndolos. No creen lo que les han dicho; de verdad piensan que toman la fuerza del espíritu del prisionero muerto al comérselo. Son como los católicos, que creen que comen el cuerpo de Cristo y eso los purifica y se ponen como locos si quieres convercerlos de que no es así. Y lo que ha importado más a los europeos es tener a una tribu aliada, porque franceses y portugueses somos enemigos. El caso es que mañana tenemos batalla, y ustedes vienen con nosotros... si no quieren ser considerados prisioneros.
Doug y Tony saben que la guerra la ganarán los portugueses, pero no tienen idea de quien triunfará en esta batalla, a la que están obligados a ir. Ni cómo será.
En la noche, en la aldea hay música y cantos de guerra y a sus deidades. Llega el destacamento francés. Son apenas seis. Traen mosquetones y espadas. Pero no hay para los recién llegados. Tendrán que conformarse con unas lanzas, como las de algunos de la tribu. 
Salen antes del amanecer hacia la aldea tupiquiní. El propósito es llegar cuando apenas el sol despunta. Tratan de ser sigilosos al acercarse, pero una voz (seguramente la de un vigilante) pone en guardia a los asediados. En medio de gritos empieza la refriega. Se escuchan unos pocos disparos de ambos bandos. Hay portugueses con los tupiquiní. Vuelan lanzas y flechas. Los americanos han lanzado sus lanzas, con estilo, pero a propósito sin puntería. Los franceses le han disparado al vigilante, hay también un portugués herido de bala en la rodilla, que es arrastrado hacia las posiciones tupinambá por Hugonote y un joven guerrero tupí. También es capturado un niño pequeño que ha salido corriendo y gritando de la aldea, y se ha topado en manos enemigas. Con los tres prisioneros, los tupinambá tienen suficiente, por ahora, y su jefe -ante la desesperación de los franceses- ordena la retirada, que hacen entre una lluvia de flechas que apenas alcanzan a herir levemente a un par de guerreros. Habrá otros tantos heridos leves en el bando tupiquiní.
-Con estos salvajes no se pueden ganar las guerras -comenta amargamente uno de los atacantes franceses-, todo es pantomima.
De vuelta a la aldea, gran regocijo por la captura de prisioneros.
-El primero que van a comer es el portugués, porque está grande y no tan mal herido. Al tupiquiní lo van primero a curar y alimentar, para luego merendárselo. Y al niño, o lo ceban come un cochon o lo vuelven parte de la tribu. No sé.
Festín canibal tupinambá. Grabado europeo

El portugués trae los ojos desorbitados, grita y grita entre risas de la multirud. Lo han amarrado con cuatro largas sogas y lo están paseando por la aldea. Al captor le corresponde matarlo con un garrote, que ofrecen al francés. Hugonote cede el privilegio al joven guerrero que lo ayudó a arrastrarlo. Tras hacer el gesto, va hacia Tony y Douglas para agarrrarlos fuertemente de los brazos.
-Ni se atrevan a protestar, que corren la suerte del portugués.
-Meu Deus! -grita el portugués desde el alma, al recibir el primer golpe. 
-Poru poru! -responde el pueblo ávido de sangre y de carne.
Al segundo golpe, el portugués ya no habla.
-¡Esto es inhumano! -exclama Tony.
-Es muy humano -responde Hugonote-. Lo que hacen estos bárbaros es cruel, pero no menos que lo hizo la Inquisición a mi padre, por hereje. Los europeos verdaderamente son más crueles, porque antes de matar torturan con los procedimientos más dolorosos, y no dicen que es por venganza, sino por mandato divino. Mataron a mi madre, mis hermanas, mi hermanito. Según ellos, en defensa de su Dios. Hipócritas del infierno.
-Usted también se está vengando, Hugonote, en ese pobre que su único pecado es ser católico.
El francés se encoge de hombros, luego toma a los viajeros del tiempo del brazo y, mientras los lleva a su choza, les dice:
-Ustedes, caballeros, no quieren ver cuando el portugués es destazado y cocinado, ¿verdad?
En la choza, Tony y Doug se repiten: "Esto es una pesadilla, una pesadilla. Voy a despertar y no he viajado en el tiempo", mientras escuchan cantos jubilosos afuera. Con la idea de que eso no es real tratan de consolarse hasta que llega Hugonote con un cuenco en cada mano.
-El jefe se los manda. Es caldo de portugués con chicha de maíz. Tiene poca carne, no se preocupen.
Tony da un manotazo al cuenco, que cae al suelo. Hay pedacitos de carne entre el líquido. Hugonote reacciona y le tira un golpe a Tony, pero encuentra sólo viento al paso de su puño. Los visitantes del futuro han desaparecido y viajan a


8. Nueva Gales del Sur, 1790 

Tony y Douglas aterrizan en una zona semidesértica. Alcanzan a distinguir, por la configuración de las estrellas, que están en el hemisferio sur. Está por amanecer y avanzan, un poco a ciegas, entre una vegetación escasa y extraña. Cuando pueden distinguir las luces, ven que hacia el sureste está más verde, y hacia allá se dirigen. Divisan una aldea. 
Se acercan con precaución, porque de inmediato se dan cuenta de que se trata, de nuevo, de una tribu cazadora-recolectora. Cuando empiezan a discutir si deben avanzar más o no, son rodeados por un grupo de nativos semidesnudos, que los amenazan con lanzas. La reacción inmediata de los viajeros en el tiempo es correr, pero un objeto pega en el pecho de Douglas y lo derriba: es un bumerang. Son alcanzados y llevados a la aldea. 
Son empujados a una de las tiendas principales. Allí se encuentra un hombre extraño: un aborigen joven y fuerte, que, a diferencia de los demás nativos, lleva puesto un pantalón. 
-¿Qué hacen ustedes en tierra de los Eora? -les pregunta en inglés, para su sorpresa.
-Somos naúfragos y nos perdimos -contesta Tony.
-No son naúfragos. Aquí no ha venido ningún barco desde hace meses. Son cautivos fugitivos.
-No señor, no sabemos cómo llegamos a estas tierras.
-Deben pedirnos permiso antes de entrar. Ese es el acuerdo.
El aborigen no cree que desconozcan el acuerdo; está seguro de que son prisioneros que buscan huir; pero igualmente se presenta tendiendo su mano.
-Me llamo Bennelong, soy uno de los que ustedes secuestraron.
Doug y Tony ponen cara de extrañeza.
-Ya llevan mucho tiempo huyendo, eh -dice Bennelong-. Sus jefes, cuando llegaron, intercambiaron regalos con nosotros, pero se metieron sin permiso en tierras de los Eora. Querían que fuéramos con ellos, pero no. Les dijimos que aquí estamos bien. Entonces llevaron a dos de nosotros a la fuerza. Nos metieron a un cuarto, nos pusieron cadenas y nos dijeron que nos iban a enseñar cómo eran ellos y aprender cómo éramos nosotros. Colebe escapó pronto. Yo no pude. Aprendí su idioma, pero los ingleses son muy tontos: no aprendieron yora. Tras varias lunas, al final escapé. Dicen que vienen en son de paz, pero han traido desgracias.
Rapto de Bennelong y Colebe, pintura de la época
En eso llega otro aborigen, a quien Bennelong da muestras de respeto. Ha de ser un superior jerárquico.  Los viajeros logran entender que se trata de Colebe. Tiene el rostro marcado por huellas de la viruela, la peste que está decimando a los Eora desde que llegaron los wanda, los blancos. Colebe y Bennelong intercambian unas palabras. Luego éste dice:
-Colebe les dijo a los ingleses donde podían encontrar pescado, también guió a un soldado perdido a su campamento, y los wanda pagaron poniéndonos en cadenas y enviándonos la peste. Queremos paz. Si a saber eso es que los mandaron, ya lo saben. Cuando venga Philip mañana, tendrá paz. Ustedes se quedan con nosotros y, cuando venga Philip, le dicen que queremos paz.
Los americanos no tienen ni idea de qué se trata, pero ya saben que están en Australia, al principio de la colonización británica. Y que les toca ser intermediarios.
Al día siguiente, Doug y Tony acompañan a Bennelong, Colebe, un grupo de 20 guerreros y el shamán de la tribu a una ensenada cercana en la que esperan a los ingleses. Llega el capitán, también acompañado de una veintena de soldados, con sus uniformes rojos y sus bayonetas. Bennelong se acerca y le da la mano a quien suponen es Philip. Tras el apretón, Philip se dirige al shamán, de nombre Willemering y extiende su mano. La respuesta del shamán es herir al inglés en el hombro con su lanza.
-¡Los eora quieren paz! -grita Tony, pero ya las bayonetas de los soldados apuntan a los aborígenes.
Tras unos segundos de exaltación, Philip pide a sus hombres bajar las armas.
-Es el pago por habernos robado -dice Bennelong-. Ahora podemos tener paz.
-Necesitamos conocernos -responde Philip.
-Yo iré a visitarlo en unos días, cuando se ponga mejor de la herida.
-Y yo le daré una cabaña para cuando venga con nosotros. No se tiene que quedar.
-Y yo le entrego a estos convictos que usted envió -hace una señal hacia Douglas y Tony.
Philip pone cara de extrañeza. A estos convictos no los había visto, pero de todos modos los soldados los toman.
Bennelong y Phillip, retratos de la época
En la tarde, el capitán Philip manda por los hombres que le entregó Bennelong. La conversación es tensa. Obviamente no les cree que sean naúfragos, sólo han llegado dos naves a estas tierras, y están esperando una que traiga provisiones, porque ya escasean. No están en la lista de convictos ni del primero ni del segundo barco. Tienen que haber viajado de polizones en el segundo, porque a él no se le pasaría una infracción de ese tipo.
-Caballeros, si viajaron como hombres libres a estas tierras, yo los puedo convertir en convictos porque cometieron el delito de llegar aquí ilegalmente. Así que tengo una pregunta para ustedes. ¿Cuál era su profesión en Inglaterra?
-Somos ingenieros aeroespaciales -responde Douglas.
-¡Ja! Ingenieros y vinieron de polizones. En todo caso lo que yo necesito son agricultores. Todos los convictos son unos buenos para nada. Y los soldados no saben sembrar ni cosechar. Y las familias libres son constructores, pero gente de ciudad. Tengo sólo un agricultor. Somos más de 200 y solamente un maldito sabe trabajar la tierra. Excúsenme ustedes, pero necesitamos alimentarnos: trigo, avena, patatas, hortalizas. No sólo de pescado vive en hombre.
-Lo lograrán, Australia será un gran país -dice Tony.
-Seguro, pero lo que me importa es el aquí y el ahora. Hacer la paz con los salvajes. Ustedes encontraron a los tranquilos. Del otro lado de la bahía me mataron a cuatro convictos y aquellos lo pagarán con sangre. Y luego poblar estas tierras para el rey. Por lo pronto los voy a asignar para servir a una familia libre, los Bailey. Considérense convictos.
Los soldados llevan a Tony y a Douglas a bañarse y afeitarse. De ahí, a una cabaña, donde una pareja está terminando de construir una mesa. 
-¡Bailey, al fin ya tienes sirvientes. El capitán Philip te manda dos convictos! -grita el jefe del pelotón.
-Pero nos van a aumentar las raciones ¿verdad? -grita Bailey, mientras el soldado se alza de hombros.
El carpintero Bailey recibe a Douglas y a Tony. La mujer les ofrece té y luego los manda a dormir a un cobertizo. A la mañana siguiente, la señora Bailey cree que debió ponerle cerrojo al cobertizo, porque los convictos han escapado. En realidad, Doug y Tony viajan hacia...

9. Hunan, China, 1371 

Los viajeros del tiempo despiertan asustados, al caer en un arrozal. Se dan cuenta de que el aparato los ha enviado a otro lugar espacio-temporal. Está por amanecer. Blasfeman, ya quisieran estar de regreso en el siglo XXI. Por el cultivo, saben que esta vez no han llegado a un lugar muy inhóspito. Caminan hacia un terraplén construido con materiales sueltos y protegido con suelo vegetal. Es parte de un sistema de riego. Un hombre camina hacia ellos. Por el sombrero, primero, y luego por el rostro del campesino, concluyen que están en China. El hombre trae chaqueta y pantalones azul claro. ¿Es época de la revolución cultural?
La actitud del hombre, que en un principio parecía amenazante, se ha trocado por una de completo asombro. No sabe de dónde pudieron haber salido personas tan extrañas (¿o serán espíritus?). Los estadunidenses y el chino tratan comunicarse por señas, porque no comprenden las palabras del otro, pero entienden que no hay intento alguno de agresión. El campesino acaba sonriendo y los invita a su choza. Allí desayunan una sopa de fideos con echalotes y cebolla. Luego los insta a cargar una carreta con sacos llenos de soya negra y de ejotes. Doug y Tony lo ayudan, y luego les pide que suban con él. 
Van por un camino de terracería que parece nuevo. El campesino habla y habla, pero no le entienden nada. De repente detiene la carreta. Se han topado con un personaje extraño, de largas trenzas, que viste una larga túnica rosada y porta un sombrerito cuadrado. Es hasta entonces que se percatan que están en un pasado remoto. El campesino hace reverencias al yóu guän y entablan conversación. El hombre extraño (es un sacerdote taoista) escudriña con la mirada a los extranjeros, hace unos movimientos con las manos y da una señal para que prosigan su camino.
Tras unas horas, se divisa una pequeña ciudad. El campesino grita, excitado. "¡Changsa, Changsa!", repite al señalarla. Entran y hay gran actividad, con gente vestida de muy diversas formas. Hay rondines de soldados con lanza, casco y ropas acolchadas. Entre los tres ponen un puesto donde ya se ha instalado un mercado. Descargan la mercancía y rápidamente se asoman los clientes. En eso aparece un hombre que no parece chino, pero tampoco precisamente europeo. Tiene ropa colorida y elegante y un turbante, y entabla conversación con el campesino. Luego se dirige a Doug y Tony en un idioma que parece árabe. Se ve que no comprenden y el hombre les pregunta:
-Bunduqiyya
Los gringos no entienden que les preguntó si eran de Venecia.
-Latiniyyah?
-I know some Latin, latino -responde Tony, que lo estudió en el High School, creyendo que le serviría con las estudiantes "latinas".  
El árabe sonríe y vuelve a platicar en chino con el campesino. Le da unos billetes y se lleva consigo a los viajeros del tiempo.
Llegan a una casa muy bien puesta, con sirvientes. El árabe les ofrece té e inicia una conversación difícil, porque ninguno sabe bien latin. Se ayudan con dibujos hechos con tinta china en papel de china. El árabe, que se llama Aban, ha llegado a la conclusión de que Doug y Tony vinieron con una caravana de mercaderes europeos y se perdieron o fueron dejados en el camino y cayeron en un pozo (eso entendió con el dibujo del tunel del tiempo). Está encantado de que sepan leer y escribir y que conozcan los números arábigos.
De repente, Aban se pone a tocar la ropa de los extranjeros. Parece muy interesado en los botones. 
- Muqayadatan? -pregunta.
-No, es ropa de convictos australianos -responde Doug en inglés.
- Conmutatio! -exclama Aban, y va hacia un ropero, de donde extrae dos trajes chinos. Ambos son de color siena: una especie de bata de mangas muy amplias, amarrada con un cinturón de lana, y unos pantalones oscuros de algodón, adornado por un sombrero alto con una especie de solapas que les cubren el cabello y los hombros como si fuera un chador. El intercambio se hace: los gringos intercambian risas al verse el uno al otro.
La conversación con baches continúa hasta bien entrada la noche. Aban llegó como comerciante, pero se quedó en China. Dice ser consejero del nuevo emperador, Hongwu, entronizado apenas hace dos años, cuando los han, que son la etnia mayoritaria de China, expulsaron a los tártaros (es decir, a los mongoles) en la gran rebelión de los Turbantes Rojos. Explica cuál es la intención de Hongwu: hacer que las comunidades rurales sean autosuficientes y caminos para que puedan vender sus productos, entregar tierras en la frontera los soldados, que serán campesinos mientras no se les necesite, reforzar la Gran Muralla y establecer un nuevo código legal basado en la filosofía de Confucio.
Al día siguiente, tras desayunar una sopa similar a la del campesino, pero con carne de puerco y un poco de chile, los tres continúan la plática. Doug y Tony aseguran que los mongoles nunca más reconquistarán China, pero dicen que el sistema de soldados-campesinos tiene dos problemas: uno, que sirve para una guerra corta, pero si la guerra se alarga, el campesino le ganará al soldado: querrá labrar la tierra para alimentar a su familia y defeccionará; otro, que a la siguiente generación, el hijo del soldado será más campesino que otra cosa y no querrá pelear. Aban insiste en que el Estado se ahorra mucho dinero haciendo que el soldado se mantenga a sí mismo en tiempo de paz. Tony se pone a hacer números hipotéticos sobre costos y beneficios. El árabe queda impresionado.
-Ustedes deberían ser consejeros del emperador -concluye, sacándoles una risotada a los viajeros del tiempo.
Pero Aban, que en realidad es sólo consejero del administrador provincial, va en serio. Ese mismo día los lleva con Kaiwan, el representante del emperador en Changsa. Aban y Kaiwan conversan un largo rato. A los forasteros les queda claro que el árabe está tratando de convencer al chino de considerarlos como consejeros del emperador. No entendieron sus palabras, pero les dijo que eran expertos en estrategia militar y económica, así como en el diseño de sistemas de riego y muchas cosas más. Que él, Aban, podría servir de intérprete en la corte de Hongwu en lo que ellos aprendían chino.
Al final, Aban convence al administrador.
- Congratulatio, Doug et Toni! Consiliarus imperator sinensis.
Los gringos sonríen.
- Vita luxus et deliciae. Hodie mullieres sed cras mane castratio.
-What the fffuck!!!
Aban les explica que los consejeros, si no son de la familia del emperador,  no pueden a su vez tener familia, porque su única lealtad debe ser el Estado. Hoy el administrador les llevara mujeres, pero mañana castratio.
-No, no aceptamos ser consejeros. Penis si, castratio no. 
El árabe insiste en que les espera una vida de lujos y extravagancias. No tienen nada qué perder.
-Nothing? Testiculorum is quite something! 
Contra su voluntad, Doug y Tony son conducidos a un aposento en el que hay dos camas y dos divanes. Se les encierra con llave.
-Cogitate, luxus et deliciae -se despide Aban.
Después de unos minutos, los dos prisioneros oyen que se abre la cerradura y entran dos bellas mujeres con vestidos de seda. Se les acercan y los empiezan a tocar. Ellos están tan preocupados que ni siquiera se excitan mucho, con todo y que llevan mucho tiempo sin sexo. Tony está viendo a la mujer que le enviaron, que se quita la parte superior del vestido. Admira un segundo los senos, pero luego ella desaparece, porque él y Douglas van, enviados por el tunel del tiempo a

Zapopan, México, 1956 

-Nos hubieran dejado otra hora en China -dice Tony.
-Mejor no. Tal vez esas mujeres eran las encargadas de castrarnos -responde Doug, y ayuda a su compañero a levantarse.
Es de noche, distinguen que están en el siglo XX. Las calles están asfaltadas y se pueden ver, entre lotes baldíos, algunas casas con arquitectura tipo colonial americana. Deducen que están en un suburbio joven. ¿Tal vez en California?
En eso, pasa un auto veloz y se oye un silbido dirigido hacia ellos.
-¡Fit-fiuuu!
Es entonces cuando se percatan de que están vestidos de chinos medievales.
Caminan por el suburbio pensando si deben tocar el timbre en alguna casa, pero les preocupa que los tomen por asaltantes. En eso, un Cadillac se detiene junto a ellos.
-¿Qué pedo? ¿Vienen o van a la fiesta de disfraces?
-Sorry, we're Americans -dice Douglas, quien ya se dio cuenta de que está en México.
-¡Ay, pinches gringuitos, se perdieron! Díganme donde está la fiesta.
-No fiesta, no party, we're lost.
-Esta bueno, yo traigo la fiesta, yo solito. Come on, súbanse a la charchina -el hombre hace una seña, y los estadunideses se meten al carro.
-¿Cual es su hotel? -pregunta.
-No hotel -responden-.
-Bueno, pues nos echamos unas copas y luego les busco hotel. Digo, para que tengan fiesta de todos modos. Claro, y vamos a la estación o al aeropuerto por sus maletas. Ahora vamos para la casa y les presto unas ropitas, que no pueden ir al bar vestidos de mamarrachos... con todo respeto. Soy Daniel Camacho, a sus órdenes.
-Muchos gracias -dice Tony.
El hombre los lleva a una casa amplia en la zona. Se ve que tiene familia.
-Mi vieja está con los niños en Puerto Vallarta, yo me quedé a trabajar -explica.
-¡Puerto Vallarta! -exclama Douglas, pero mejor no dice que ahí pasaron sus abuelos su luna de miel (y no sabe que están concibiendo a su papá en esos mismos momentos).
-Sí, muy padre. 
A Tony le queda bien el traje que le prestó Camacho. A Doug, en cambio, no le cerró el saco y tiene que ponerse un sueter encima de la camiseta, y el pantalón le quedó corto.
-Te quedó de brinca charcos, de jump a pond -dice Camacho- y todos sueltan una carcajada.
El mexicano pone la indumentaria china en un morral y se lo da a los gringos.
-No, quédese con ella. Authentic medieval China -responde Doug y hace la señal de dinero, de que valen mucho.
Se suben los tres al auto y se dirigen a la cercanísima Guadalajara. Ahí entran a una cantina, la Sin Rival, que tiene puertas como de bar del oeste, piso de mosaico y una enorme barra de madera. Toman una mesa y Camacho pide tequila para todos, y un buen caldo de camarón. Los gringos sonríen, aunque les parece raro que haya tanto humo, porque muchos de los parroquianos están fumando. Una mujer en el estrado canta Bésame Mucho, y Doug se pone a cantarla en su versión en inglés mientras saborea su primer tequila. Ambos gringos hacen aspavientos ante lo picoso del caldo de camarón, pero lo devoran con gusto. Camacho a cada rato se levanta, va hacia otra mesa, abraza a un parroquiano, luego regresa.
Entra un grupo en el que hay un par de conocidos de Camacho y varias mujeres. Este es también un ladies-bar, pero las que entran tienen que ser muy valientes, porque no falta el irrespetuoso. Camacho se acerca al grupo y llama a Doug y Tony para que lo sigan.
-Son dos amigos gringos, que están muy locos. Locos por ver a las señoritas mexicanas y sus ojos tapatíos.
Las mujeres los miran y sonríen. 
Camacho, muy quitado de la pena, acerca una silla a la mesa y conmina a sus acompañantes a hacer lo propio. Doug y Tony, a veces confundiendo su precario español con su todavía más precario latín, empiezan a hacer conversación con las mujeres, a las que les platican que son de California, que son ingenieros y que son solteros. Todo muy bien, salvo porque nunca se les ocurre encender los cigarrillos que ellas se disponen a fumar. Así, tequila tras tequila, con una torta ahogada de tentempié, van pasando la velada. La falsa rubia que está platicando con Tony coquetea con él de manera cada vez más evidente. Tony, de buen millenial, le pide permiso para acariciarle el pelo. Eso a ella le parece extraño. Capaz que le va a pedir permiso para besarla. Pero asiente, y la mano de Tony pasa del cabello a la nuca, y la mujer voltea sensualmente la cabeza.
En eso se escucha un grito:
-¡Ahí viene Pedro Infante! ¡Que cante, que cante!
Y otro grito:
-¡Ay ay ay Aaaajúa!
Efectivamente, es Pedro Infante quien está entrando a la cantina. La gente se arremolina a su alrededor, especialmente las mujeres, incluída la que coqueteaba con Tony. 
-¡Que cante! ¡Que cante!
Pedro Pedrito hace una seña al mariachi del lugar y se lanza a cantar "Guadalajara" entre aplausos del respetable y uno que otro grito frenético de las damas. Se sigue con "Camino Viejo a Colima" y con "Amorcito Corazón". 
-Tienen suerte, amigos. El mayor ídolo de México vino a cantarnos. ¡Salud! -dice Camacho-.
Infante hace una señal para dar a entender que va a dejar de cantar, a pesar de los gritos de "¡Otra¡ ¡Otra!".
-Pa que no digan, yo les invito otra ronda a todos -dice Pedro, recibiendo una ovación por el detalle.
Llegan los meseros y sirven más tequilas. Ya Douglas y Tony perdieron la cuenta, pero el segundo está recibiendo caricias y besitos de la falsa rubia.
-I'm wasted -confiesa Doug a Tony, antes de ir trastabillando al baño.
Doug está tan borracho que tiene que recargar la cabeza en el muro frente al mingitorio para poder apuntar. Está en la magia de descargar cuando en la pared aparece la imagen de la doctora MacGregor, acompañada por el doctor Swain, en el laboratorio del Tunel del Tiempo.
-Estoy alucinando, maldito tequila -murmura.
Entonces escucha a la doctora MacGregor:
-Doug, captamos sus coordenadas. Tal vez podamos rescatarlos.
Y Swain:
-Lo intentamos cuando estaban en Canadá, pero se desestabilizó el estabilizador de flujos. Creo que están lo suficientemente cerca en el tiempo.
-Tony y tú tienen que salir a la calle en este momento, para poder usar la energía de la tormenta eléctrica que está en su zona y tiempo -dice la doctora.
-¿Por qué tiene que ser ahora que la estamos pasando bien?  
-Porque hay menos de 100 años de distancia. Es una orden. Trae a Tony y salgan a la calle.
Douglas sale del baño y encuentra que Tony está besándose con la mujer. Toma con fuerza a su compañero del brazo y le dice:
-Vamos afuera, nos van a rescatar, vamos a casa.
Camacho, que estaba con otra de las damas, se levanta y abraza a los dos norteamericanos.
-¿Qué pasó compadres? Estamos a toda madre con las chamaconas.
-Nosotros necesidad fresh air -responde Doug.
-No chinguen, si está lloviendo, pero está bien, los acompaño.
Salen los tres a Avenida Independencia. Encima de un charco aparece una imagen. Son los doctores MacGregor y Swain.
-El estabilizador de flujo está a 90 por ciento, creo que podemos lograrlo -dice MacGregor-. Aléjense de su compañero mexicano.
Camacho todavía abraza fuertemente a Doug y Tony, pero alcanza a exclamar:
-¡¿Qué pedo?!
-No podemos, es amigo -dice Tony, bien briago.
-¿Enviamos a los tres? -se pregunta la doctora.
Entonces aparece en pantalla el general Kirk.
-No. Traeríamos a America a un illegal alien. Peor, un illegal alien de 1956. 
-Es nuestra oportunidad -dice MacGregor- el estabilizador ya bajó a 86 por ciento, a 85...

¿Rescatarán a Doug y Tony? ¿Se traerán a Daniel Camacho al siglo XXI? ¿Habrá una nueva desestabilización de flujo que se lleve a los dos (¡o a los tres!) a otros tiempos? Eso sucederá en la próxima temporada de El Tunel del Tiempo sin Ripios (si es que la aprueban los productores y el público)
(fade out con música de Johnny Williams)
 

 
  

 




viernes, 17 de enero de 2025

Susanadas 2024

 


Finalizó el año del Señor de 2024 y es hora de deleitar a los cada vez más escasos lectores con las Susanadas correspondientes, que son una selección muy selecta de los tuits que su servidor publicó, Musk mediante, en X, a lo largo del año. Hago la selección para evitar que un vengador del futuro llegue y haga lo propio con un canon indigno de mi prosapia y buen gusto.

 

Proemio y autodefinición

Alguien leerá este tuit y, por distraído, se le escapará la inspiración.

 Guío mi vida por dos reglas no escritas, que son: 
1.
2.

Yo sí me siento bordado a mano.

Ayer comí y cené muy ligero. Sin embargo, tuve malos sueños. Si no eran pesadillas, ¿eran hambrillas?

¿Que qué estoy haciendo a la una de la mañana? Estoy intentando comprar por internet un capacitador de flujo para mi carruaje del tiempo. ¡Parece que está agotado! 

¿Se dan cuenta de que los vegetarianos viven en cuaresma constante, sólo que sin pescados y mariscos?

Con los años, el frío actúa como diurético. Comprobado.


El mundo circular

Hoy es el 100 aniversario de la muerte de Kafka. Qué curioso, parece más vivo que nunca.

 

Eran otros periodistas  


Hoy 15 de marzo de 2024 cumpliría 154 años don Heriberto Frías, autor de Tomóchic; fue periodista cuando a los periodistas les pasaba de todo. Por eso Frias fue oficial del Ejército, escritor, cónsul, estuvo dos veces en la cárcel y salvó una condena de muerte. Rocambole le quedaba corto.

 




Chiste sesentero

Una iguana va rumbo al río y ve un mono. 
-Aquí nomás echándome un toquín, carnala. Llégale.
La iguana se echa sus toques y va al río a tomar agua, pero está tan pacheca que se cae.
Un cocodrilo le pregunta: -¿Por qué te caíste?
-Me caí porque vengo muy pacheca de la mota que me dio el mono.
-¿Y tú crees que el chango tenga más?
-Huy sí, tiene un huatote.
El cocodrilo va con el mono y le dice: -Oye, ¿tienes más mota?
Y el mono:
-¡Cámara maestra, cuánta agua bebiste!

 

Más pachequeces


¿Sabían que los Beatles le propusieron a Stanley Kubrick hacer El Señor de los Anillos con ellos como protagonistas? John Lennon iba a ser Gollum, Paul McCartney haría el papel de Frodo, George Harrison sería Gandalf y Ringo Starr la haría de Sam. Kubrick y Tolkien dijeron que no.
Punto para Kubrick y Tolkien.

 

¡Ay, América Latina!

La situación es grave: Ucrania, Rusia, Israel, Gaza, Yemen...
La situación es seria, pero no grave: China, Taiwan, Estados Unidos...
La situación es grave, pero no seria: América Latina

 

Noticias de la indigencia fifí.

El año pasado les platiqué del indigente de la colonia, "Noroña". Pues la Señora Peñafiel hace días lo vio salir a paso veloz de un edificio cercano, en piyama y dirigirse a la colonia. Ayer lo encontré, con sudadera, piyama y tenis medio limpios.
"Noroña" se cubría de la lluvia bajo el toldo de una fonda cerrada por "incumplimiento del reglamento sanitario". Ahí alguna vez le daban sobrantes de comida. Tenemos la hipótesis de que sí tiene casa, se escapa y termina siempre en la misma esquina... donde algo se le perdió.

 

Cambio climático

¿Ahora ya entienden por qué los aztecas ofrendaban niños a Tláloc?

El Supremo Gobierno debería prohibir este calorón. #UrgeLegislar
Retiro la propuesta. Son capaces de aprobarla y luego declarar, mientras nos asamos a 40 grados, que el calorón ha sido abolido en el país.

 

Cositas de mis tiempos

¿Ibas a ser un Sabio o un Pensador? Así decían en mis tiempos infantiles.
Si te gustaban las matemáticas y hacías experimentos tontos, ibas a ser un Sabio.
Si te gustaba la poesía y hablabas "bonito", ibas a ser un Pensador.
Si lo que te gustaba era jugar, ibas a ser Don Burrazo.

 

Algo de pejismo

Dice el refrán totonaco-irlandés: "Una virgen de 20 años es un tutupiche en el ojo del diablo"

Me asomo a Tuita (X) y veo que Marx es Trending Topic.
Me pregunto: "¡Oh! ¿Estarán discutiendo de la filosofía del hombre de Treveris? ¿Acaso del materialismo histórico? ¿De perdida acerca del comunismo?".
No, están hablando de un tontito mexicano que se llama así.

Preguntas neobizantinas: ¿Cuántos chairos pueden bailar sobre la punta de un alfiler?
Digo, porque justifican toooooodo.

 

Las campañas (zzzz)


Anoche tuve una pesadilla. Me estaban maquillando para el debate presidencial. Me veía al espejo. Yo era Álvarez Máynez.
Peor. A mi lado, Xóchitl me miraba con ojos de odio hidalguense.
Aún peor. Del otro lado, Claudia me miraba con ojitos pizpiretos.

Si hay un deporte que se puede comparar a los debates políticos mexicanos es el que los gringos llaman dodge-ball, y los mexicanos llamamos “quemados”.

Plan 9 From Outer Space > Tercer debate chilango.

Entre ellos, muy giritos, pegándose con tubo. 
Ante los banqueros, todos bien seditas.
Pleitos con todos, menos con la cocinera.

Me entero que los visitantes del planeta Troskuán no votan. Hay 3 razones.
1. Consideran injusto que su voto valga lo mismo que el de un vulgar terrícola.
2. La tinta indeleble que se pone en el pulgar les causa una rara enfermedad degenerativa.
3. Su INE puede ser apócrifo.

 

Como cada cuatro años: olimpiskis

Yo a las olimpiadas les digo olimpiskis precisamente por Zhabotinsky.

Los Juegos Olímpicos hay que vivirlos como esa señora aristocrática de novela latinoamericana que vivía por estas tierras con horario de Paris. 
Tengo sueño desde las 6 p.m.

Hay gente estúpida, tarada, oligofrénica, y luego los que corean "¡Sí se puede!" en el momento exacto que exige la máxima concentración a la arquera a la que supuestamente apoyan, los muy patriotas.

 

El nuevo Supremo Gobierno

¿Quieren saber mi pronóstico de la reforma judicial? 
Apoyados en su mayoría calificada, estos insensatos van a romper el jarrón. 
Ya roto, lo intentarán volver a pegar con Diurex.

 Pasarán más de mil años, muchos más
… y en la boca llevarás sabor a PRI
 A veces uno viaja al pasado en el Carruaje del Tiempo. 
Otras veces el pasado viaja hacia uno. 
¡Felices años 90, damas y caballeros!

Si se subieron a una montaña rusa, recordarán que primero los carros suben despacito y, cuando llegan a la cima, viene una bajada vertiginosa. Luego vienen las curvas, otras subidas y bajadas, más estrés, hasta llegar exhaustos al final.
 Estamos en la bajada vertiginosa.

 Yo si me acuerdo de cuando en el Congreso mexicano se peleaban “blancos” y “rojos”. Unos eran de Ortiz Rubio; los otros, de Portes Gil. El Jefe Máximo apoyó a los “rojos”, (que eran los suyos); Pascual Ortiz Rubio se dejó mangonear y ahí ganó el mote del “Nopal”, por baboso.

95 años después…
Claudia es Ortiz Rubio
Adán Augusto es Portes Gil
Marcelo es Aarón Sáenz
¿Monreal es Puig Casauranc?
Y Anzures está en La Chingada.


La muerte de Puccini

Se cumplen 100 años de la muerte de Giacomo Puccini, mi compositor de ópera favorito. Aquí platico algo de él, y también de cómo fue su muerte. Empiezo diciendo que Puccini era como la muchacha de agujetas de color de rosa.

A Puccini, como a la chica de la canción, le gustaba esquiar, y pasear en lancha, conducir a gran velocidad. Sobre todo lo último. También le gustaba la cacería. Y fumar. En 1903 tuvo un accidente automovilístico (el auto iba velocísimo, como a 40 km/h).


De ese accidente, Puccini sale mal librado. Pasará más de un año entre operaciones, silla de ruedas y
muletas. En esas condiciones escribe Madame Butterfly. Pero siguió siendo un apasionado de los autos. Tuvo 13 entre 1901 y 1924, más una Harley-Davidson y 4 lanchas de motor.

n 1923, se le traba un hueso de ganso mientras comía. Se lo tienen que extraer. Pero el dolor en la faringe no cesa. Ya no se puede ni cerrar el cuello de la camisa. Lo revisan y encuentran un papiloma del tamaño de una nuez. Puccini está escribiendo Turandot. Aún no acaba.

Va a Bruselas el 4 de noviembre de 1924. En el viaje tira los pañuelos ensangrentados por la ventanilla. Visita al profesor Ledoux en el Radium Institute de Avenue de la Couronne. Le hacen un collarín de "radium", con el que mejora tanto que vuelve a fumar.

Hay una segunda intervención, para irradiar directamente la laringe. Pero la herida no cierra. "Me siento como si tuviera bayonetas en la garganta", escribe el compositor. Cinco días después, viene un ataque definitivo al corazón. Muere el día 29.

Puccini siempre le echó la culpa al maldito hueso de ganso, porque el cáncer en la faringe seguramente no tenía nada qué ver con el hecho de que fumara 30 cigarrillos al día (más un habano ocasional). Era tabaco egipcio enviado para él y su mujer. La marca: "Puccini".

Y, lo que son las cosas, existe el Toscano Puccini. Los toscanos son unos puritos torcidos a mano. Normalmente se les parte a la mitad para fumarlos.

 


Reflexiones tras una final

La derrota del Frustrazul en la liguilla de diciembre es ya parte de las tradiciones prenavideñas en México.

El tricampeonato del América es una prueba más de que México va hecho la mocha de regreso a los años 80.

 

Conversaciones con la Pequeña Peñafiel

La Pequeña Peñafiel se rio mucho al saber que estoy tan viejo que crecí con la misa en latín, el padre dando la espalda a los feligreses y nada de saluditos de paz en misa.

La Pequeña Peñafiel me estuvo platicando de los neologismos relacionados con la obsesión millennial con el poliamor (antes conocido como ”amor libre y con much@s”).
Aquí mi ejercicio de traducción:
Dialecto woke millennial: “metavínculo”.
Lengua boomer: “hermano de leche”.

Otra traducción:
Dialecto woke millennial: “televínculo”.
Lengua boomer: “la novia de tu hermano de leche”.

 

Pregunta de despedida

¿Quién puso el bump en el bump-shimp-bump-shimp-bump?
¿Quién fue el autor? Lo quiero conocer.