jueves, 7 de abril de 2022

El túnel del tiempo sin ripios


 

Cuando vi el primer capítulo de El Túnel del Tiempo, en el que Doug y Tony caían en el Titanic, me pregunté: “¿Cómo es que de todos los momentos posibles del pasado y de todos los lugares caen en medio del mar, pero precisamente a bordo del Titanic?”. Tuvieron que pasar otros capítulos para que me diera cuenta que los héroes siempre caían en un momento histórico conocido por el público televidente. Y bueno, ya se sabe que los gringos son heroicos y han arreglado el mundo desde tiempos inmemoriales.

El caso es que de todos modos siempre pasaba por mi mente la idea de que ese túnel del tiempo funcionaba de manera muy poco científica. Y que en cualquier momento y en cualquir lugar pueden suceder cosas interesantes.  

Aquí arreglo el asunto. Inventé un túnel del tiempo sin ripios. Susanesco, pues.

Suponiendo que la máquina del tiempo tiene fallas cuando envía a Doug y Tony al pasado, lo lógico es que sea al azar. Si suponemos que la máquina no es demasiado potente, podemos fijar límites. Y para evitar demasiados ahogamientos, hacemos que siempre caigan en tierra.

Para hacer el túnel random fijé un límite de 700 años (1322) y apliqué un generador numérico automático. Para el sitio, utilicé el dado de Google Earth (lo que, de hecho, facilita la caída en lugares poblados o, por lo menos, conocidos). Estos fueron los resultados (y con ellos, las posibles historias a desarrollar en la serie, basadas en la situación real de esos lugares en esas fechas):

1. Chichester, Inglaterra, 1740 

The Mermaid Inn, en la actualidad

Doug y Tony caen en la campiña y se dirigen al primer lugar habitado. Es el pueblo de Rye. Entran a una taberna, The Mermaid Inn, y ven a un grupo de hombres mal encarados que departen en una mesa sobre la que descansan sus pistolones. Se trata de integrantes de la pandilla Hawkhurst, especializada en robos y contrabando. Los maleantes sospechan de Doug y Tony como agentes de los Dragoons de la caballería montada, intentan empuñar sus armas, pero están ebrios y los viajeros en el tiempo son más rápidos, y evitan que las usen.
De todos modos se arma una pelea tipo saloon del Viejo Oeste. En minoría, Doug y Tony son capturados. Los meten en una bodega llena de sacos de té que la pandilla ha robado y piensa contrabandear.
Tras tomar una botella más de brandy, la pandilla sale en busca de los Dragoons, que llevan en un carruaje lo recaudado en impuestos. Matan al oficial Thomas Carswell y se hacen de varios soldados prisioneros, a los que llevan a la bodega donde están Tony y Doug.
Allí, los gringos y los ingleses, comprendiéndose poco mutuamente (ya saben los acentos y que todavía no llegaba hasta Chichesster el vowel shift que transformó la prosodia inglesa) arman un plan para escapar. Resulta exitoso.
Van entonces a la sede de otro regimiento de caballería y arman un plan para atacar The Mermaid Inn, que es el escondrijo de los malandros. La mayoría de los miembros de la pandilla logra escapar del ataque, en el que se recuperan 750 kilogramos de té. Pero uno cae, un tal George Chapman. 
Chapman es llevado a su pueblo natal, Hurst Green, encadenado, puesto en una jaula y colgado en cadenas en la plaza del pueblo.  
Doug y Tony piden un juicio y se les hace exagerado el castigo, pero son callados de malos modos. Al momento en que cae el cuerpo de Chapman en la horca, el túnel del tiempo vuelve a funcionar, pero ahora caen en...
    


2. Islote en Sao Tomé, 1574

Los viajeros en el tiempo llegan a un islote deshabitado y bastante seco. Está nublado,  parece que va a llover, pero no llueve. Así será todos los días. Se ven obligados a practicar la economía robinsoniana... a imitar a Robinson Crusoe. Así pasan varios días. comiendo pescado, musarañas, raíces y unos pocos frutos que pueden recolectar. Intentan comunicarse con el laboratorio, pero no lo logran. Sus ropas ya están raídas y las barbas crecidas. Han improvisado una palapa y en las noches, que son algo frescas, hacen una hoguera. 
Una carabela se acerca al islote, atraída por la hoguera. Se trata de mercantes portugueses, que hace poco colonizaron las islas de Sao Tomé y Príncipe. Confunden a Doug y Tony con naúfragos ingleses, les dan ropa, algo de comida salada y los llevan a la isla principal.
En la isla, que desde el año anterior está administrada por la corona portuguesa, hay gran movimiento. Acaba de llegar un barco con esclavos recién capturados del continente, destinados a trabajar la caña de azúcar en Sao Tomé. 
Tony y Doug ven los modos salvajes con los que los traficantes tratan a los capturados, y la prepotencia de los dueños de las plantaciones al negociar el precio de las personas. Intentan protestar y son llevados con el representante del rey., que los encarcela. Han de ser agentes ingleses.
Apenas cruzan el umbral de la mazmorra, sienten un jalón. Es el túnel del tiempo, que los deposita en...  


3. Monte cerca de Burdeos, Francia, 1896

Tony y Douglas caen y desde su posición pueden ver campos cultivados, un pequeño castillo alrededor del cual se mueven pequeñas figuras humanas y, a lo lejos, una ciudad en la que amanece. Deciden dirigirse al castillo. Es un típico château, una hacienda en la que se elabora el vino. Tocan, se presentan como americanos perdidos y son recibidos. Piden que los lleven a la ciudad. Les dicen que sí, y que les darán de desayunar, a cambio de que ayuden a subir las cajas de vino a las carretas. Comen, con otros trabajadores, de unos enormes panes, a los que les untan mantequilla y un vaso de vino. Luego se dirigen, entre la campiña, a hacer la entrega la residencia del dueño de la hacienda. 

Al llegar a Burdeos, pasan primero por unas calles sucias, llenas de casitas miserables y gente desnutrida, pero después se encuentran con una ciudad esplendorosa, que vive sus mejores momentos. Obviamente rica, elegante, amplia. Pasan por los vestigios del teatro romano, por grandes plazas e iglesias, entre carruajes, tranvías, bicicletas, y algún auto de motor, doblan pasando la Basílica de San Severino y recalan en una casa blasonada. Ahí descargan el vino, junto con la servidumbre. Dos coquetas sirvientas se prendan de los viajeros del tiempo, a quienes, por el porte, descubren como diferentes entre los cargadores. Para ligárselos, invitan a Doug y Tony a la cocina, a comer algunos bocadillos.
Mientras están en la cocina, llega el ama de llaves, reprende a las muchachas y pregunta quiénes son los extraños. Al saber que son americanos, avisa al señor y éste los llama a la sala. Establece con ellos una plática. Habla inglés, pero con fuerte acento. Los americanos le parecen extraños.
-Gentlemen, se ve que vienen cansados y sudorosos. Los convido a darse un baño. 
Los gringos, claro está, aceptan.
Mientras están en el baño, entran las sirvientas a traerles sales aromáticas, y se llevan sus ropas. Para cuando terminen de bañarse habrán colocado trajes a la moda francesa de fines del XIX.
Salen muy elegantes. Les avisan que Monsieur los espera en la biblioteca. Tiene un libro en la mano. Les ofrece un cognac.
-Gentlemen, ustedes vienen del futuro -le dice sin más preámbulo-; díganme donde está su máquina del tiempo. 
Doug y Tony reaccionan indignados -pero se ve que la afirmación los puso nerviosos-. Ellos son científicos, viajaron en barco y perdieron sus pertenencias cerca de Burdeos.
-Me perdonarán, señores, pero revisé su ropa interior. Esa tela no existe, o -mejor dicho- no ha sido inventada aún. Y sus bragas no se sujetan con jaretas, sino con un resorte hecho de un material desconocido.
Los viajeros en el tiempo intentan explicar que esos nuevos materiales ya se usan en las fábricas de Estados Unidos, pero no logran convencer a su anfitrión:
-Tengo telares y estoy al día -dice, y luego muestra una etiqueta que está usando como separador de libros-: leo que sus bragas están hechas de algodón, poliéster, nylon. Sólo el algodón existe. Y que están fabricadas en Guatemala. ¿Ustedes me van a decir que los industriales de Guatemala de 1896 hacen ropa con materiales novísimos?
Abre el libro y se los muestra. La Máquina del Tiempo, de H.G. Wells.
-Muéstrenme donde está su máquina. Los acompaño a su era, para traer de regreso conocimientos que ayuden a mis empresas. ¡Aceleraremos el desarrollo de la humanidad! 
Tony y Doug juran y perjuran que no hay tal máquina del tiempo, que son especulaciones del amable anfitrión. Y se hacen los extrañados con la etiqueta: no saben de dónde viene.
-Miren, a diferencia de los americanos y los ingleses, nosotros en Burdeos no tenemos problemas de moral. Nuestros bisabuelos hicieron su fortuna con el tráfico de esclavos; nuestros padres con el vino, y ahora tenemos que diversificar la producción: telas, bicicletas, lo que sea. Y, les repito, la grandeza de Burdeos no se hizo con pruritos morales.    
Quedan encerrados en uno de los cuartos de huéspedes de la mansión del Monsieur.
Mientras cavilan qué hacer, llegan las sirvientas coquetas con el almuerzo. Están enteradas del chisme y preguntan a los viajeros del tiempo si saben andar en bicicleta. Por supuesto que sí. Les platican su plan en un inglés entrecortado: van a intercambiarlos con dos pretendientes que harían cualquier cosa por una noche de amour. Pero esa misma noche los van a llevar a la línea de salida de la carrera ciclista Burdeos-París, donde competirán en vez de los enamorados porteurs. Así podrán huir.
La legendaria carrera Burdeos-Paris
Dicho y hecho. Doug y Tony, vestidos de ciclistas decimonónicos, son los últimos en llegar a la línea de salida. El disparo es a las dos de la mañana. Pero entre los asistentes al arranque (y patrocinadores de la justa) está Monsieur, quien los reconoce. Sale el pelotón y Monsieur corre a llamar a su chofer. Hay que alcanzar a los americanos, que están corriendo en vez de nuestros muchachos.
Doug y Tony no saben que se trata de una carrera de resistencia (son 522 kilómetros) y además su idea es huir, no ganar. Así que rápidamente se separan del pelotón, en medio de la noche, en un camino de terracería. Monsieur y su chofer van atrás, desesperados porque su velocidad es apenas superior a la de los ciclistas. El chofer toca la corneta, para que los competidores se hagan a un lado. Llega el momento en el que los estadunidenses distinguen la luz del faro del auto que los persiguen. Entonces aceleran y desaparecen. El auto frena ante las dos bicicletas vacías; Monsieur busca con la mirada a su alrededor y no encuentra nada, porque Doug y Tony están viajando a  
 
4. Isla Aka, Japón, 1699
Cuando caen en la isla, verde y húmeda, sopla un fuerte viento. Doug hace una apreciación rápida del lugar y concluyen que están en una de las islas Kerama, del archipiélago de Okinawa. En esa zona hizo él, más de tres siglos después, su servicio militar en la Fuerza Aérea. Deben estar cerca de las zonas Sur, Hotel y Golfo, de entrenamiento. El viento sopla más duro.
-Se viene un tifón -dice Doug- hay que buscar un templo donde resguardarnos.
Se dirigen entre la lluvia al pueblo, no saben en qué año están, pero es claramente en tiempos preindustriales. Encuentran una pequeña pagoda y tratan de protegerse ahí de la lluvia; pasa un campesino y a señas les dice que vayan con él.
Se refugian en la casita del campesino, y Doug se da más a menos a entender con el poco japonés que aprendió en la base de Okinawa, pero el idioma que hablan parece ligeramente distinto. De nuevo son tomados por naúfragos.
El campesino les dice que el tifón pasó hace días, que esto es sólo un coletazo. Su mujer les ofrece comida: una sopa con tofu y luego un platillo de alga mozuku con lo que parecen pequeños pedazos de pescado. Los viajeros del tiempo están agradecidos. Les preparan una estera para la noche.
A la mañana siguiente, Doug y Tony acompañan a la familia campesina a rendir homenaje a los ancestros. Es una extraña ceremonia que oficia la señora. Frente a la tumba donde están las cenizas de los antepasados, ofrecen incienso, comida, oraciones, cánticos. Luego hablan en voz queda... Doug y Tony solamente contemplan.
Su anfitrión les explica que están en el Reino Ryukyu, que sirven a su rey Sho Tei, al shogun Satsuma, y al emperador chino, toda a la vez. Eso significa que tienen que pagar impuestos por partida triple, pero viven en paz, en armonía con la naturaleza, porque Utin, el cielo, les da sol y lluvia, Riichi, la tierra, les da las verduras y la casa y Ryügü, el mar, les da el pescado.
Shisa, con la boca abierta
Dan un paseo por el pueblo, hay un riachuelo y un molino. Se respira un ambiente de tranquilidad. No había problema en recibirlos, dice el hombre, porque Shisa protege la casa de los malos espíritus.
Sin embargo, en la tarde llega el cobrador de impuestos del shogunato. Trata a los campesinos con malos modos. Doug, de metiche, trata de interceder por ellos.
-¿Qué no ven que está prohibido traer extranjeros? -responde el enviado del Shogún- ¡Y también hablar japonés con ellos! ¡Nadie debe saber que ustedes hablan japonés! ¡Ryukyu no es Japón; es un reino extranjero que nosotros conquistamos! 
El mensajero del Shogún exige varias monedas a cambio de su silencio. Entonces, la mujer empieza un cántico y un baile chamanescos. Es el momento en el que Doug y Tony desaparecen. 
-¿Ves? -le dice al marido- Eran una broma que nos mandaron los kijimuna, eran sólo espíritus juguetones. Y no nos harían daño porque los shisa protegen esta casa. En tanto Doug y Tony están viajando rumbo a
 
5. New Brunswick, Canadá, 1972
Caen en un campo de trigo, a lo lejos divisan un granero. Piensan que están en Kansas o en Kentucky, y sonríen. Antes de llegar al granero, se topan con una carretera rural. Hacen señas a un granjero que pasa con su furgoneta, pero se sigue de largo. La que se detiene, poco después, es una camioneta combi, ocupada por varios jóvenes. A señas les sugieren que se suban. Los viajeros del tiempo lo hacen. El grupo de jóvenes habla francés, van a Fredericton. 
-¿Qué hacen en Acadia? -preguntan primero en francés y luego en inglés. 
-¿Acadia? Somos americanos.
Entonces uno de ellos les pregunta. "Draft dodgers?". Otro de los ocupantes es el que responde, en inglés: "Están muy viejos para ser draft dodgers". Los viajeros del tiempo sonríen y contestan: no, ellos no huyeron a Canadá para evitar ser enviados a Vietnam.
-¿Y qué opinan de la guerra?
Doug se da cuenta de la época en que está y responde con una verdad, entre la aprobación de los muchachos:
-Vietnam vencerá.
En la casetera de la combi se escucha música que parece country estadunidense, pero las canciones están en francés. Es Edith Butler. Los jóvenes les pasan un toque a los viajeros del tiempo, que aspiran con fruición Luego explican que Acadia es la parte francófona de New Brunswick, más pobre y rural, y oprimida históricamente por los angloparlantes, que incluso expulsaron hasta Louisiana a muchos acadianos (y que de ahí viene la palabra cajun) porque no juraron obediencia a la corona británica, allá por el siglo XIX.
-Y ahora es igual. Los juicios son en inglés, los servicios son en inglés, llamas a emergencias y quien te atiende no sabe francés. Nosotros aprendemos inglés; ellos no aprenden francés. Y están en el absurdo Commonwealth con su reina Isabel. Por eso nosotros somos parte del Partido Acadiano, del ala radical, y Acadia se va a unir a Quebec para formar una nación independiente, francófona y socialista. 
Los gringos, por supuesto, no estaban enterados de nada de eso.      
La camioneta se detiene en un restaurant. Todos comparten poutine y toman Coca-Cola. A Doug y Tony las papas fritas y el refresco les saben a gloria. 
Sigue el recorrido, ahora escuchando a Leonard Cohen, pero esta vez los jóvenes se paran frente a cada letrero en la carretera que ven escrito exclusivamente en inglés, y grafitean: FP.
-¿Qué quiere decir FP?
-Frog Power; los anglos nos llaman frogs, despectivamente.
-¿Por qué no PG, "pouvoir de la grenuille"?
-Porque los anglos no saben francés.
Miembros del Parti Acadien, 1972
 Por fin llegan a la tranquila ciudad de Fredericton. La furgoneta se estaciona frente al ayuntamiento. Los jóvenes sacan unas bolsas, que parecían de papas, pero en realidad están llenas de piedras y sin decir más, las lanzan contra los vidrios del edificio. La policía sale de inmediato a arrestar a los muchachos. Doug y Tony tratan de alejarse, pero igualmente son detenidos.
En la estación de policía, los viajeros del tiempo se identifican como estadunidenses. Efectivamente, hablan con acento gringo, pero no tienen papeles. 
-Draft dodgers -concluye el alguacil, les dice que tienen derecho a dos llamadas telefónicas y les recomienda que una sea al consulado de Estados Unidos en Montreal.
Doug y Tony discuten brevemente sobre a quién llamar. Doug tiene una idea: es 1972, el Dr. Swain es estudiante de la Universidad de Amherst y le dijo alguna vez que vivió en la casa estudiantil de su fraternidad: la Phi-Kappa-Delta. Habrá que llamarle para que los rescate desde el lejano 2022. Utilizan una de las llamadas en conseguir el teléfono de la fraternidad. En la siguente, tras sonar el timbre, se escucha una voz juvenil y, al fondo, música de rock a alto volumen.
-Con Raymond Swain, por favor.
-(A gritos) N'ombre, está más borracho que nosotros, y más pacheco también, jejeje.
-Es urgente.
-Está tronado, es la fiesta de fin de cursos. Le doy tu mensaje.
-Escúcheme bien. El Dr. Swain en unos años inventará el Phanti, un nuevo elemento que permitirá el viaje en el tiempo. Le tiene que decir que Douglas y Tony van a estar, en la fecha de hoy, 27 de mayo de 1972, a las 20:15 horas, en la estación de policía de Fredericton, New Brunswick, Canadá. Para que sepa las coordenadas y nos saque de aquí. Lo tiene que hacer dentro de 50 años, en el 2022.
-Ay maestrín, quiero de lo que fumaste.
-¡Es en serio, le digo! 
-Sí, claro, yo le digo, buen viaje maese -y cuelga.
El alguacil, que estaba de espaldas y supuestamente viendo la televisión, se da la vuelta y le dice a Tony y Doug:
-Muchachos, las drogas destruyen.
Para su sorpresa, apenas acaba de pronunciar la frase, Doug y Tony desaparecen. Ellos creen que han sido finalmente rescatados, pero no, porque van hasta el
 
6. Volcán Slamet, Java, 1844
Tras caer, a Tony a Doug no les da tiempo de lamentar el no haber sido devueltos al presente, porque ven que están en las faldas de un volcán, sienten un temblor de tierra, escuchan un rugido y ven cómo suelta una fumarola. Descienden rápidamente ladera abajo...

Esa, y otras historias más, próximamente en el siguiente capítulo de El Túnel del Tiempo sin Ripios, en este mismo canal (blog).
(Fade out con música de Johnny Williams).


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