A lo mejor alguno de ustedes se pregunta: ¿Por qué a don
Susanito le gusta tanto el beisbol, si él es de los tiempos de don Porfirio? La respuesta es sencilla. Porque el beisbol se
jugaba en tiempos de don Porfirio. Mucho más que el futbol, que apenas balbuceaba
a inicios del Siglo XX.
Y no hablo del Norte o de Veracruz, El primer juego de beisbol
documentado en la capital mexicana fue el 27 de julio de 1882. Jugaron
Ferrocarril Nacional contra Compañía Telefónica. Ganaron los primeros 27-24.
Como se ve, el pitcheo no era su fuerte.
En 1887 los hermanos Lobato crearon el Club México (que no
son los Diablos), que siempre le ganaba a los equipos de la colonia americana.Yo llegué a participar en esa escuadra, como se ve en la foto (estoy al lado del señor Lobato)
En marzo de 1889, Lee Green, quien era editor de deportes en
el periódico "El Heraldo", tomó la iniciativa de invitar a todos
aquellos que les gustara el juego. Un montón de gente fuimos, se formaron dos
equipos: norteamericanos contra mexicanos "Misters" contra
"Señores". Ganamos 51-49. Duelo de batazos.
En los inicios del siglo XX se formó la Asociación Mexicana de Base Ball, integrada por ocho equipos. Mi periódico “El Imparcial” otorgaba trofeo al campeón. Chapultepec y el Paseo de la Reforma fueron escenarios de juegos entre Grises, Azules, Cafés, Olímpico, Tacubaya y hasta el Águila de Veracruz.
En abril de 1905, 1,500 personas asistieron al encuentro
entre El Águila y Tacubaya. Ya los quisiera el Foro Sol para un
Diablos-Olmecas.
En esa fiebre del beisbol fue que se anunció la llegada a
México en 1907 de los campeones de Estados Unidos, los Medias Blancas de
Chicago.
No sé si ustedes hayan oído hablar de las “Maravillas sin
bateo”, que derrotaron a los Cachorros, también de Chicago, en la Serie Mundial
de 1906. Pues nada, que los Medias Blancas vinieron a México a hacer su
entrenamiento de primavera. Aquello resultó toda una aventura.
Los White Sox a su salida de Chicago hacia México |
En esa época los equipos gringos no se enfrentaban entre sí
en primavera. Tomaban la carretera e iban jugando por el camino –y también sacando
algo de lana y encontrando talento desperdigado -
Los Medias Blancas vinieron en tren. Ni modo que hubieran
venido en avión, los hermanos Wright habían inventado el aeroplano apenas tres
años antes.
Nada más salir los Medias Blancas de Illinois, un motor de
vapor tronó. Era un tren de Grandes Ligas con una máquina de ligas menores. El
caso es que partieron el tren, que se llevó la mitad de los vagones, con el
equipo… pero ni así llegó a tiempo a San Antonio, y el equipo perdió su
conexión para México.
En Texas, el pitcher Frank Owen se puso a describir “en
bulto” un accidente que tuvo con una pistola, y que lo agarran los sherifes al
estilo americano. El manager Fielder Jones tuvo que alegar muchísimo para
dejarlo salir, y casi pierden el segundo tren. No extraña que hayan llegado
tarde a la cita en México.
Lucas Juárez |
El 10 de marzo se echaron una cáscara interescuadras. Al día
siguiente, los gringos se dejaron ver en los baños Pane. Ya se los imaginan
ustedes, todos presumidotes, enseñando músculo y tirándose clavados.
Después, se enfrentaron al campeón mexicano, Récord, con muchos
gringos. Por el Récord lanzó el “Indio” Juárez (no se llamaba Benito, sino
Lucas). Perdimos por paliza, ya ni les cuento. 14-4.
Al día siguiente, la cosa estuvo complicada, porque una
supuesta “selección mexicana” no se completó, y tampoco se completaron los
ampayers. Esperaba que me dijeran: “¿No quiere jugar con nosotros, don
Susanito?”. Pero no, me vieron
cansado y gordito. “¿No quiere usted ampayear?”, fue la pregunta.
De tonto dije que sí. Me dieron mi gorrita y me pusieron en
las bases. Cada que marcaba un out contra los mexicanos, chiflidos del
respetable.
Lo peor fue cuando los gringos empezaron a reclamar un
“boc”. Gritaron contra el árbitro principal y luego fueron conmigo. Yo no tenía
ni la más remota idea de lo que era un balk, una regla introducida en 1889,
pero que en México no aplicaba. “¡Separó las manos y no lanzó!”, me gritaba el
manager gringo. “¡No completó el lanzamiento!”. Me hice el occiso: “Ai dont onderstand”, le dije.
Aquello la verdad era una chunga. El pitcher gringo jugó de
jardinero central con los mexicanos y, para hacer el juego parejo, varios
cambiaron de equipo.
Con los cambios, la gente se puso enojadísima y
desilusionada. Lo peor fue que el enojo fue contra los ampayitas. Salí
corriendo entre una lluvia de cacahuatazos.
Genaro Casas |
El último juego de los Medias Blancas en México fue el
mejorcito, el viernes 15 de marzo de 1907. Se escenificó en el parque del
Reforma Athletic Club. Ahora sí se juntaron los mejores mexicanos, y lanzó
Genaro Casas, estrella del equipo de Tacubaya. Casas ponchó a cuatro Medias
Blancas en las tres primeras entradas, pero poco pudo hacer cuando el equipo
nacional acumuló errores: 11 nada más.
Los directivos de White Sox, encabezados por Mr.
Comiskey, impresionados por la actuación
de Casas, lo firmaron. Jugó hasta 1910 en el Columbus, de la
Asociación Americana.
Los patipálidos terminaron su gira con dos interescuadras, y
lo más relevante fue que en el último juego se quemaron algunas gradas del
parque.
El Hotel St. Francis, sito en Avenida Juárez |
Esa noche, los beisbolistas de EU fueron a un sarao en el
hotel St.Francis. Allí demostraron que, a diferencia de los caballeros
mexicanos, eran pésimos bailando. Los gringos dijeron que los afectó la altura
de la ciudad de México. Brindamos por el chiste. La verdad es que, a diferencia del campo, en
la pista de baile eran unos torpes osos.
Cuentan que de regreso, otra vez se les tronó el tren a los
White Sox. Pero eso no le quitó la inspiración al manager Fielder Jones, que
declaró: “Dejamos la tierra misteriosa
de los aztecas físicamente equipados para la ardua campaña. 8 días de sol glorioso mejoraron músculos y articulaciones”.
Agregó: “Sin embargo, fue imposible reducir la grasa”. Claro, si yo vi que se la pasaron tragando como emperadores romanos.
¡Qué chulada, el estadio del Reforma Sporting Club! |